“Quien se hospeda en este hotel rural rodeado de viñedos de Albariño, a 10 minutos de las mejores playas de Rías Baixas, repite.”
Hay dos “pequeños detalles” que diferencian a la Quinta de San Amaro del resto de hoteles rurales. Para empezar, el huésped no está confinado en su habitación sino que toda la casa con sus jardines repletos de agapantos y hortensias, las tumbonas sobre la hierba, la piscina soleada, la parra en sombra, la pradera, las hamacas que cuelgan indolentemente del árbol, el porche fresco, el hórreo con vistas, la pérgola, los rincones tranquilos para disfrutar de un buen libro… y hasta la acogedora chimenea en invierno, están a su disposición. Y Nacho Crespo y Julio Ouviña, los propietarios y socios de la Quinta, no se conforman con que sus clientes duerman y desayunen como reyes, sino que se esmeran por que cada visitante conozca las Rías Baixas y viva una experiencia única, diseñada a su gusto. Enlace a la publicación en elhedonista.es